He observado que en materia de administración de datos se incurre con frecuencia en el error de entender qué es un dato personal. Eso tiene como consecuencia que fácilmente se viola la ley, al considerar que es pública una información que no lo es.
En relación con lo que debe entenderse por dato personal, recordó la Sentencia T-238/18 de la Corte Constitucional:
“Una primera tipología distingue entre la información personal y la impersonal. De conformidad con el literal c) del artículo 3º de la Ley 1581 de 2012, el dato personal es “[c]ualquier información vinculada o que pueda asociarse a una o varias personas naturales determinadas o determinables;”
No tiene nada de extraño que la ignorancia campee de forma tan descarada en nuestra sociedad. El conocimiento se ha vuelto irrelevante. No solo por los sesgos cognitivos, sino porque la ignorancia es atrevida y el imperio de las emociones deja de lado cualquier criterio válido.
Hay quienes creen que pueden expresarse de la manera que quieran en redes sociales, blogs o, en general, en medios digitales o de otro tipo. Es un error, no existe una libertad de ese tipo porque siempre hay derechos ajenos que respetar y deberes que cumplir.
Aclaremos algunos términos relacionados con libertad de expresión para aclarar los elementos legales básicos, y reflexione muy bien antes de, por ejemplo, lanzar acusaciones que no puede probar o al menos sustentar razonadamente (en todo caso, «Ninguna denuncia es juego de niños»).
Un caso en que se descarta un ejercicio legal de la libertad de expresión:
«Sin necesidad de mayores esfuerzos, es posible entender que al sindicar a una persona o a un grupo de personas de matar a civiles y de hacerle daño a los demás, sin aportar el acerbo probatorio que justifique afirmaciones de esa magnitud, se traspasan los límites de la libertad de expresión, pues no resulta razonable entender cobijadas tales manifestaciones en el ámbito de protección de la libertad de expresión, por más amplio que este sea.»
Sentencia T-959/06, Corte Constitucional. Por cierto, esto es copiar y pegar del texto online en el sitio de la Corte Constitucional. Está mal escrito acervo.
Las cosas deben llamarse por su nombre. Una de las señales de los gobiernos o personas autoritarias es cambiar el nombre real a las materias cuyo calibre disfrazan mediante eufemismos. Si no está seguro del significado de eufemismo, léalo en el Diccionario de la Lengua Española. ¿Fue genocidio, por ejemplo, llevar a la muerte a miles de armenios a principios del siglo XX por Turquía?
Por qué genera tanto conflicto llamar “genocidio” a la matanza de armenios en Turquía – BBC News Mundo
Al cumplirse 100 años de la matanza de armenios en Turquía, aún el mundo se debate sobre si existió o no un genocidio, manteniendo abierta una herida en ambas naciones y siendo fuente de conflictos internacionales.
«Artículo 83. Las actuaciones de los particulares y de las autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que aquellos adelanten ante éstas.»
Constitución Política
Eso no significa que toda afirmación pueda tomarse como cierta.
Sin rodeos: el uso de marihuana está ligado a la esquizofrenia. Estudio publicado por Scientific American.
Heavy Cannabis Use Linked to Schizophrenia, Especially among Young Men
A huge Danish study shows that up to 30 percent of psychosis diagnoses in young men could have been prevented if these individuals hadn’t used marijuana heavily
George Orwell escribió la novela 1984 para advertirnos de los peligros del pensamiento totalitario: manipulación de la historia, lengua ajustada a intereses ideológicos (ahora se llama lenguaje inclusivo), control del pensamiento (noten que ahora se están modificando los libros), demonización de quien piensa distinto y castigo a estos (cultura de la cancelación y persecución laboral, social o estatal), etc. Todo con la excusa de una buena causa, la excusa de todos los tiranos como decía el mismo Orwell. No lo olvide, ya lo advirtió Aristóteles: quienes siguen a un líder aún contra la ley justa son como animales.
George Orwell, autor del libro 1984 que profetizó lo que ocurre actualmente en temas como control mental mediante ideología de género, censura selectiva, nueva lengua y manipulación de la historia, entre otros trucos, nos recuerda que el fin no justifica los medios, puesto que las buenas causas son la justificación de los regímenes totalitarios.
¿Qué lugar ocupa la Fiscalía en la estructura estatal, conforme la Constitución Política de 1991? En la Constitución no solamente están las tres ramas del poder público, hay organismos que no están ubicados de la manera tradicional y, por tanto, no están sujetos a la autoridad de la cabeza de una de esas ramas o bien, perteneciendo a una de estas, son autónomas. Así pasó con la extinta Comisión Nacional de Televisión (sobre autonomía de la extinta CNTV ver la Sentencia C-570/10, Corte Const.). A la categía de órganos autónomos independientes, como se les llama a los recién aludidos, pertenece la Fiscalía General de la Nación, organismo de la rama judicial que en todo caso es autónomo.
Muchos creen que «pueblo» es una palabra mágica, cuando en realidad es un comodín que se usa para no especificar personas (existe una falacia denominada ad populum, se usa cuando se invoca la mayoría como criterio emocional en lugar de argumentar de fondo). Se refieren en realidad a masas y, como en un culto idólatra, se confían a estas siendo que las masas se caracterizan por su pobre criterio, lo que en rigor las convierte en materia prima de demagogos. En la antigüedad, se advertía que para ser sabio había que colocarse aparte de las masas.
La sociedad se ha estado destruyendo por la primacía de las emociones sobre el criterio. Como se ha confundido educación institucional (escuela, colegio, universidad) con formación, es que se llega a enseñar a odiar en instituciones mal llamadas educativas. Por ejemplo, como hacen las madrasas islamistas (me refiero a las radicales, no olviden que una cosa son los musulmanes y otra los islamistas radicales). Que las emociones pueden ser un gran problema lo sabían los antiguos. Cicerón, por ejemplo, nos advertía de lo grave que era que primaran las emociones sobre cualquier razonabilidad.
Hace mucho tiempo escribí acerca del deber de motivar incluso en uso de la facultad discrecional, es decir, de la posibilidad de un funcionario de actuar con libertad de decisión. Me refiero a mi artículo de 2009 «La facultad discrecional y el deber de motivar». Es hora de retomar el tema de modo general, visto que aún hay funcionarios que creen que pueden obrar como quieran, o personas que creen que su líder político está sobre la ley (ver mi video «Los gobernantes – la ley y los ciudadanos por Lucas Abrek»).
Las personas raramente piensan bien las cosas, se han rendido, a veces sin darse cuenta, a los sesgos cognitivos. Han decidido creer esto o aquello, y punto, y con tan endeble sustento a veces hasta matan. Hablemos de sesgos cognitivos.