Reconocer a las personas realmente honestas

La verdad no es tan difícil. A veces se les nota, otras no. Desconfiar no está mal, porque a veces el corazón habla aunque se requiere entrenar el criterio para no desconfiar de modo irrazonable.

Las personas son lo que hacen. Consta en la Biblia que «Ustedes los reconocerán por sus frutos.» (Mateo 7:16a, si no les gusta que se mencione la Biblia dejen de leer a Homero, por ejemplo, texto religioso, eso sí, en todos los casos aprenda a interpretar, veo por ejemplo mi video sobre «Eso de no juzgar»). Por tanto, resulta más bien fácil identificar a los honestos. No es como hablen, porque eso es una habilidad que pueden tener los perversos (como los demagogos). Aquí va una regla de Platón.

Si usted acusa a un inocente, acaba de mostrar su maldad y que todo el mundo debería reconocerlo como deshonesto.

Eso de reconocer a una persona por su comportamiento es crítico. De hecho, en estos tiempos en los cuales se tolera tanta violencia es preciso estar atentos a los frutos porque los buscadores de la paz deben reconocerse por estos. Vea mi video «El uso de las palabras: paz». Y no olvide:

No se trata de ser religiosos de cualquier manera. Por ejemplo, una buena religiosidad se manifiesta en una vida honesta. Es decir, al honesto (religioso o no) se le reconoce por lo que hace.

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