Las masas no son sabias

Muchos creen que «pueblo» es una palabra mágica, cuando en realidad es un comodín que se usa para no especificar personas (existe una falacia denominada ad populum, se usa cuando se invoca la mayoría como criterio emocional en lugar de argumentar de fondo). Se refieren en realidad a masas y, como en un culto idólatra, se confían a estas siendo que las masas se caracterizan por su pobre criterio, lo que en rigor las convierte en materia prima de demagogos. En la antigüedad, se advertía que para ser sabio había que colocarse aparte de las masas.

El criterio de las masas es pésimo.

Es más, las masas prefieren el placer a la inteligencia.

Platón llegó incluso a advertir que la masas no son filósofas, que incluso odian al filósofo y que quienes las usan también lo harán.

A las masas se les maneja orientando sus impulsos. Claro que quienes lo hacen olvidan que los impulsos que se manejan en una dirección, mañana pueden cambiarla. Eso aplica a cada individuo, imaginen estos en masa.

Curiosamente, las masas humanas no suman inteligencia. Las animales sí.

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